viernes, 14 de mayo de 2010

¿Qué debe ser vivir?

Curiosa pregunta, ¿verdad?

Imaginen por un momento, un enorme recinto cerrado, un auditorio, por ejemplo, el Palacio de Congresos de Granada. Imaginen también un escenario, el salón de un piso, un sofá rojo, un mueble bar, libros y un globo terráqueo, por poner, incluso una cocina que no se ve, pero que, de tener hambra, sabríamos que podríamos encontrar tuppers de cocido en la nevera. Imaginen una vez más que las luces se apagan, que empiezan a salir músicos y que, en un momento de locura y de delirio colectivo, aparece, digamos... Ismael Serrano. Bien, dejen de imaginar. Ayer, 13 de mayo (felicidades de nuevo, Fátima) yo estaba en el Palacio de Congresos de Granada, en un escenario que invitaba, nunca mejor dicho, a sentirse como en casa y en la inmejorable compañía de Ismael y sus canciones.

Quizás, para alguien que no me conozca, puede resultar ésta, una crónica de quinceañera a punto de desmayarse. Quizás sea un poco así. Bueno, espero que no. Lo que pasa es que a veces nos avergonzamos de los sentimientos que nos pueden suscitar acordes, voces y melodías. Porque nos da miedo reconocer que no somos insensibles al mundo que nos rodea, que tenemos un corazón que se emociona con las pequeñas, y con las grandes, cosas. Porque tememos ser de ese modo más vulnerables, derrumbar los muros de nuestra propia fortaleza. Porque creemos que eso son cosas de niños.
Pues bien, lo reconozco. Soy una niña.
Y anoche sólo me faltaron las coletas, porque las chuches las llevaba en el bolso.

Zona D, fila 5, asiento 14.
Escrito así me recuerda a las coordenadas de algún mapa que condujese al tesoro escondido, quizás en una isla, quizás en algún corazón solitario. Ahí estaba yo, al lado mi amiga Irene, y en el escenario, Ismael. ¿Tres íes? Me acabo de dar cuenta, qué gracioso... Y bueno, acabo de leer en el IDEAL digital que el concierto empezó con veinte minutos de retraso; la verdad, es que no me di ni cuenta. A mí me supo a poco.
El tiempo es algo sumamente relativo y, siempre pasa lo mismo. Cuando uno está agusto parece que las manecillas se empeñen en correr, mientras que, en el caso contrario, se lo toman tranquilamente.

Pero bueno, me dejo ya de prólogos y paso a hablar de las canciones. Que no sé por qué, pero me da que se me está quedando bastante larga. Si es que me cuesta eso de no expresar cada una de las ideas que cruzan esta cabecita loca...

La primera de las canciones que sonó fue Vuelvo, del nuevo disco. ¿Volviste, Ismael? Nunca te habías ido. Después vinieron otras canciones como Espejismo, también de Acuérdate de vivir. La tercera, Amores Imposibles, que introdujo con un pequeño diálogo:

-Señor Bergia, ¿usted cree en los amores imposibles?
-Yo creo que sí.
-O sea, ¿qué existen los amores imposibles?
-Pues parece que sí.
-Pues ¿sabe qué? Yo creo que no. Creo que si existieran amores imposibles sería un oxímoron. Creo que son términos contradictorios que no debieran conjugarse jamás en una misma frase, porque finalmente no hay que dar nunca ninguna batalla por perdida y la excusa más cobarde suele ser siempre culpar al destino...


Cómo me gustaría creerte, Ismael, cómo me gustaría pensar que llevas razón, que el oxímoron no debía ser más que una figura literaria y que las batallas no se pudieran dar nunca por perdidas, más aún si las libra el corazón... ¿Que si lloré? Pregunta absurda. Las lágrimas ya habían empezado con la primera de las canciones, pero negar que esta tuvo algo especial...

Después sonaron Ya ves y Te vas, canción que me emociona. Que me recuerda, como tantas otras, a un corazón que me dejó el mío por la mitad. Él también se fue a la ciudad definitiva, se fue sin mí y yo tampoco le fui a despedir. Una historia más, una canción más, sentimientos quizás encontrados o tristemente desgastados.

El virus del miedo me recordó que tengo que seguir siendo una valiente y enfrentarme a todo aquello que creo que se me queda grande, a todo lo que me asusta incluso, y con perdón, a lo que realmente me acojona. A las cosas importante, pero importantes porque me importan, no porque objetivamente lo sean.

Luego le siguieron Regalo para un primer cumpleaños y La huída. Lo siento, me voy a extender, lo sé. Pero La huída es mi preferida. Sin lugar a dudas. Amo la sencillez de la historia y siento una gran envidia de esa muchacha que, como yo, tampoco sabía mentir y va aprendiendo a base de... no sé, a base de experiencia, supongo. La candidez con la que se mezclan las palabras más dulces y tiernas con los deseos más profundos. Y yo, la cantidad de veces que he apretado contra el pecho la carpeta, sintiendo el peso del mundo, la forma en que oprimía, las veces que me he derrumbado sobre la acera y, pese a todo, he seguido andando y recorriendo esa eterna calle en la soledad que me invitaba a evocar el mar del sur y de tus ojos. Esta canción me recuerda a ti, lo siento. Hay cosas que son inevitables. Y ésta es una de ellas.

No reconozco, Vértigo, Mensaje en el contestador... ¿cómo no detenerme en cada una de ellas? Bueno, haré un esfuerzo. Sólo diré que la última, es de mis favoritas del disco. Breve pero intensa. Ya quisiera yo un mensaje así en el contestador, aunque claro, lo tengo desactivado... Cuando escucho esta canción me dan ganas de ponerlo otra vez, sólo por si alguien tuviese la genial idea de dejarme grabada su voz; pero va a ser que no.

Después sonaron los compases de Si se callase el ruido; curiosamente, cuánto más la escucho, más me gusta y eso que al principio no me hacía demasiada gracia. A continuación, Recuerdo, esencial e indiscutible en la discografía de Ismael, una historia de amor hecha melodía. Ahí volví a agradecer la ausencia de maquillaje, y muy especialmente del rimmel; habría sido una auténtica catástrofe de ríos azabache... aunque no tan dolorosa como ese viaje en metro, como esos bostezos cómplices que presagiaban un desasosiego más para el continuo latir, tal vez demasiado real, un clavo ardiendo, el del mismo adverbio quizás, el de la esperanza.

Ya quisiera yo, Balance, No estarás sola... ¿de verdad, Ismael? ¿Me lo prometes? Igual que se le promete a los niños que los monstruos no habitan en la oscuridad, igual que los enfermos nos aseguran que todo saldrá bien mientras contemplan por última vez, igual que en silencio se prometen besos que nunca llegan, igual que nos aseguran día tras día que veremos un nuevo amanecer... miénteme si hace falta, Ismael, pero prométemelo cada vez que le dé al play, cada vez que estropee tu voz con la mía.

La extraña pareja, Podría ser y Sucede que a veces. Final del concierto, con una canción que me anima especialmente, que me recuerda que todo puede cambiar de un momento a otro, que los días grises pueden acabar azules. Pero, ¡ay Ismael! Somos un público insaciable y no nos importó desgañitarnos al grito feroz de ¡Otra! ¡Otra! Así que apareciste otra vez en escena. Al bando vencido y Tierna y dulce historia de amor. Mi locura ahí fue máxima. Adoro la historia entre la colegiala y el político. Fue sentir los primeros compases y lo tuve más que claro. Me levanté de mi asiento y, de pie, me puse a cantar y a bailar, a dejarme inundar por la música, a que me abrumasen los sentimientos, a vivir y a sentirme viva.

¿He dicho ya que éramos un público insaciable? Las luces del Palacio de Congresos dieron por finalizada la actuación, pero nosotros seguimos coreando y dando patadas en el suelo, yéndosenos la vida en ello. Por un momento temí que la estructura cediera, pero está bien curtida a base de públicos como el de anoche y resistió. Igual que lo hicieron nuestras voces, los gritos que escaparon a nuestras gargantas cuando él, el cantautor, Ismael Serrano, apareció de nuevo. Abandoné mi asiento 14, fila 5, zona D para bajar a los pies del escenario, para sentir su cercanía y el calor de todos los que también habían abandonado sus asientos para entregarse a las últimas canciones, para dejarnos juntos la voz con Eres, la descripción que cualquiera desearía oír de labios de la persona amada, y con Papá cuéntame otra vez, con una fuerza y una furia desatadas que no podrían recogerse en palabras.

Porque hay cosas que o se viven o se viven. No hay otra opción, ni siquiera una segunda posibilidad.


El reloj marcaba más de las doce. El cuento de la Cenicienta se iba acabando. Pero, por suerte, no perdí ninguno de mis tacones y mi hada madrina parece que estuvo más generosa de lo habitual porque tuve la genial oportunidad de estar con Ismael que, pacientemente, esperó a los que nos habíamos congregado para robarle un poco más de tiempo, para hacer eterno el instante y el recuerdo algo tangible. Me firmó el disco y se sacó una foto conmigo, actual foto principal del Tuenti, por supuesto. Pero lo más importante, pude darle una carta que tenía para él. Sí, si alguien ha llegado hasta aquí en su lectura, rematadamente pensará que soy como una quinceañera estúpida y todo eso. Pero me da igual. Cumplí con mi sueño, con mi ilusión y con mi locura, ¡y hay que cometerlas para decir que hemos vivido!

Así que retomo la pregunta inicial, ¿Qué debe ser vivir? Aún no lo tengo demasiado claro pero, por el momento, creo que disfrutar de nuestra estancia aquí, en la Tierra, pasear como si fuese un día de lluvia, saber disfrutar de los momentos... Memento Vivere.


Para Isa, nos vemos pronto, para seguir recordando qué debe ser vivir

De nuevo, gracias, Ismael.
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Suena: ¿Alguien tiene duda de lo que sonaba mientras escribía esta entrada?
Desde mi ventana: pues un poco de todo, porque la entrada la escribí entre la tarde y la noche así que... sucesión de cielos, nubes y colores que me acompañan en mi recuerdo.

8 comentarios:

  1. Por cierto, el viernes Ismael tuvo un encuentro digital en ELPAIS.com y mandé una pregunta que, ¡curiosamente!, contestó :)


    Ismael, ¿qué destacarías del concierto de anoche en Granada?

    La efervescencia, el calor, la hospitalidad. Y el arte de Javier Bergia para hacer piononos. Fue un gran concierto. Estoy muy agradecido.


    Para ver la entrevista entera http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=6701&k=Ismael_Serrano

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  2. Muy emocionante lo que has escrito, tuviste el dón de teletransportarme a esos momentos que relatas al lado de un grande como lo es, sin dudas, Ismael. Te saludo desde Argentina...Nunca he ido a sus recitales y planeo ir durante el transcurso del año, me gustaría acercarme a él para obtener una foto y su firma en mi disco...es de fácil acceso, es decir, suele hacerlo múy a ménudo a lo que has logrado vos? Cuentame cómo has hecho por Dios, que muero de envidia! jajaja Besosos!

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  3. ¡Hola!
    Lo primero, muchas gracias, la verdad es que yo sólo lo he escrito tal y como lo sentí en aquel momento... Para mí fue la primera vez que asistía a un concierto de Ismael y te garantizo que, si puedo, no será el último. No sé si lo hará en todos sus conciertos, pero supongo que sí. Aquí en Granada lo que hicimos fue esperarle a la salida, cuando acabó la actuación. Tardó un poco en salir, porque se estuvo cambiando y tal, pero nos atendió a todos los que estábamos allí. Además, muy simpático y muy amable con todos, echándose fotos, una tras otra... ¡mucha paciencia que tuvo!
    Bueno, al final del concierto, después de "Papá cuéntame otra vez", cuando aún estábamos en el auditorio, una espontánea se subió allí mismo al escenario... jajajaja ahí sí que nos quedamos todos con cara de idiotas y muertos de envidia, ¡yo por lo menos!
    También puedes probar a estar unas horas antes en la puerta del sitio donde vaya a tocar pues, por algún lado tendrá que entrar, ¿no? Y si no hay mucha gente seguro que te atiende. Vamos, unos amigos míos lo hicieron así...
    Sea como sea, seguro que consigues echarte una foto y que te firme el disco, ¡ya verás que sí!Un beso! :)

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  4. Hola Isa, soy Vero, de www.ideasymiradas.com
    Estabamos al lado, cuando Ismael nos firmó. Que suerte la nuestra, que suerte la tuya, que pondría aquella carta... jajajajaja
    Yo esa noche no tenía la esperanza de verlo, no sabía que era asi de fácil, acaba el concierto e Ismael se queda un ratito con nostros.
    Me ha sorprendido que hayas expresado, literarmente, la conversación (genial por otro lado) entre Ismael y Bergia sobre los amores imposibles. No podrías hacer lo mismo con la carta que le envió el banco, no? si si, era más larga pero... igual te acuerdas... no se...
    Yo también estuve leyendo la entrevista en el pais digital, que suerte que te contestara, yo pregunté que para quién era "regalo para un primer cumpleaños" imaginarme a Ismael siendo papá, con un bebé, me llena de ternura... pero me quedé con las ganas de enterarme, está claro que de su vida privada no habla jajajaja (que cotilla!)
    Isa, seguiré tu blog, porque me encanta leer vidas de gente que se atreve a vivir.
    Un abrazo.

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  5. Te agradezco infinitamente por tomarte el tiempo de responderme tan amablemente y detalladamente, ya tomé nota asique en Septiembre ni bien Ismael pise suelo cordobés y argentino me pondré en campaña para alcanzar ese anhelo que tan bien explicaste en tú cálido texto, fué tan así porque las sensaciones que describiste casi que llegué a sentirlas desde aquí también. Simplemente, es lo que nos provoca un artista de la talla de Ismael...Un placer enorme y pese a no tener blog, te leeré seguido porque sé que aquí leere cosas interesantes, sin duda alguna. Ya me tienes atrapada! jajaj Un besote enorme.

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  6. Aqui:

    http://ideasymiradas.blogspot.com/2010/05/ismael-serrano-en-concierto.html

    En uno de los comentarios, podeis leer una carta que lee Ismael en el concierto.

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  7. Gracias por la crónica. En ella se respira esa atmósfera mágica que envuelve los conciertos de Ismael.
    El pasado finde cogí un tren en Sevilla para pasar unos días en Madrid, y desde luego agarré la oportunidad de asistir al concierto del sábado. Para saber como fue, sólo tienes que leer tus propias palabras.
    Allí en Granada estuve en la gira "Principio de incertidumbre", en febrero´04 y resultaron unas horas maravillosas. Saludos.

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  8. Lo primero, gracias a todos por las felicitaciones por la crónica, de verdad, eso me anima a seguir escribiendo. :)
    Lo segundo, Vero,muchas gracias por compartir la carta de Ismael... la verdad que releyéndola he vuelto a sentir las emociones del concierto, ¡qué palabras tan bonitas! ¿verdad? Lo cierto es que de su vida privada habla bien poco, pero en el disco, en el panfletillo con las letras, en la de "Regalo para un primer cumpleaños" pone que está dedicada a Manuel... pero ni idea de quién es...
    Bueno, y a los que podáis, no dudéis en ir a algún concierto, que lo realmente emocionante es vivirlo, más que leerlo. :)

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Pasen y vean.