miércoles, 3 de agosto de 2011

Una tarde de agosto cualquiera.

El cielo era azul detrás de sus ojos, de su pelo y de los labios que acababa de besar. El sol de la tarde recortaba su figura, la enmarcaba con delicadeza, con dulzura, de un modo terriblemente encantador, compitiendo con la camiseta gris que llevaba, aquella que tanto me gustaba.

-Estamos aproximadamente a 81.2 metros -dijo por fin, mirando complaciente la pantalla del teléfono móvil, donde alguna aplicación descargada de internet mostraba varios satélites.

-81.2 metros sobre el cielo -respondí casi sin pensar.


Y después, no sé, supongo que le besé o me besó, mientras a todos esos metros de distancia, el mar se estrellaba contra las rocas del Peñón.

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Suena: las olas del mar.
Desde mi ventana: la playa a oscuras y las luces del chiringuito.

2 comentarios:

  1. Tu no estarás enamorada verdad?? =) jajajajaja

    Me gusta fea!

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  2. Más que a tres metros estás.. ay,,,little earthquake.

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Pasen y vean.