viernes, 28 de septiembre de 2012

Rescátame.


 Rescátame, aunque no seas príncipe ni yo princesa, y mis dragones sean las cosas cotidianas, las mismas preocupaciones que te asaltan a ti; algunas incluso de las que no te dejan dormir por las noches. No hace falta que traigas tu armadura; es más, mejor no la traigas, que el metal es frío y lo que quiero es el calor de tu cuerpo, el roce casual de las manos, de los brazos, quitarte algún mechón de la frente y mirarte a los ojos. Tampoco vas a necesitar un corcel blanco, tenemos toda una ciudad que patearnos, mil y un rincones por descubrir, algún atardecer colgado en mitad de vaya usted a saber, un banco, una cafetería donde pudiera explicarte por qué me da tanto miedo tenderte mi melena para que trepes por ella. Tal vez sean las paredes de piedra, el vértigo al asomarme desde este torreón tan alto como solitario… no sé, no importa, puede que algún día nos riamos de esta conversación. Bueno, quizás sea demasiado pedir; por eso sólo rescátame, a secas, y que lo demás se convierta en una bella rutina.
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Suena: Rescátame, Ari Jiménez y Jesús Garriga
Desde mi ventana: noche cerrada.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Por poder, puedo...

Este relato podrás encontrarlo en mi próximo libro: Mi propia ingravidez.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Ahora que la adolescencia es un septiembre lejano.


 Suspiras y agosto ha pasado. El sol resbala por la piel y se lleva consigo el salitre, el moreno, la calma de las noches de verano y el trasiego de los días que desdibujan las promesas que julio había puesto en agosto y que agosto pondrá en septiembre. Tú me miras y me pides que no me entristezca, que aún quedan vacaciones y tiempo que pasar en tu regazo; yo miro el reloj, los minutos de descuento han comenzado. El amor se queda tendido en esta playa, como entonces, como ahora, esperando a la voz que lo despierte de su letargo; y mientras la luz se esconde por poniente, refresca y la humedad cala entre los bañadores y los huesos. Se tiran las primeras cañas y suena la música del chiringuito, los cócteles en las mesas chocan, derraman sus gotas, brindan por lo que ha sido, se preguntan por lo que será. Tú me miras, yo no entiendo nada, septiembre llega por la esquina y esta vez no le tengo miedo, sino ganas. 

 -¿Quieres que hablemos?
 -No hay palabra que no esté dicha ya.

 Tú me miras y me besas; yo sonrío y callo. Sin darnos cuenta, septiembre ha llegado.
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Suena: A lonely september, Plain White T's
Desde mi ventana: la luna llena, la Sierra al fondo y la mosquitera, otra vez.