He soñado que llovía y que las gotas mojaban tu pelo,
salpicaban tu barba, tus gafas. He soñado con tus ojos mirándome fijamente, y
con el tacto de la piel húmeda, con la ausencia de un paraguas que nos
cubriera, contigo en frente, sin apartarme de ti, aún cuando no me tocaras, aún
cuando todo fuera ficción. He soñado, lo sé, con el olor a tierra mojada, y tus
labios, y mis yemas, y el recoveco de tus mejillas. Y tú quitándote la
chaqueta, he soñado con su olor, con el tuyo, el de la colonia y el que te
caracteriza, y yo riendo, a medio camino de agradecerte el gesto, a medio de
indignarme y rogarte que no fueras uno más, uno de esos que se quitan la
chaqueta y se dejan el resto de corazas, que creen salvar cuando lo único que
se está buscando es el peligro de la herida. He soñado, ya ves, con las puntas
de tus zapatos, y mis puntillas tratando de alcanzarte. He soñado que llovía,
que caía mucha agua, mucha, mucha, mucha… Un ruido ensordecedor; que llovía y
tú me mirabas, tus labios, mis yemas, el olor a tierra mojada, y tú, y luego
yo, y nada más que agua, como si alguien estuviera llorándonos.
Y después, lo de siempre: nos
despertamos, yo en mi cama y tú donde quiera que duerman los canallas.
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Suena: La plage, Yann Tiersen
Desde mi ventana: noche cerrada, algunas luces al fondo, en la Sierra.