Me va a faltar
mar hacia el que caminar…
Y la ciudad de las cuatro, con sus pasos de alcohólica y su espalda
violeta, volvió de la página en que había sido enterrada, en la tinta del libro
de poemas que reposaba en algún estante, en alguna parte. Y el balcón y la
bucólica geometría perfecta, y la sábana y el haz de luz, y la ropa deshecha en
una esquina y bajo la cama; la poesía prestada para la ausencia de palabras.
Me va a
faltar mar hacia el que caminar…
Y el vértigo que grita que el mundo pare, el que siempre recoge flores en
el vientre, regresa también de sus acordes, de la guitarra callada del altillo,
de los trazos y las letras, de las cuartillas que, a falta de postales, son
testigo y prueba del delito. Y como asesinos, volver al crimen. Y como ciegos,
avanzar al tacto.
Definitivamente, me va a faltar mar hacia el que caminar.
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Suena: Girl from
Ipanema, Kenny G.
Desde mi ventana: qué extraño el color de las nubes, entre gris, blanco y ocre...
No camines, pues. Vuela alto, valiente ;)
ResponderEliminarCierra los ojos e imagina que lo haces, que caminas sin pausa, que el mar es infinito. Que tu tiempo no se agota.
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