Se
desliza la tarde silenciosa,
se
convierte en noche oscura
y
hay un abrazo lejano,
un
abrazo que ya no puede ser.
Como
si el año se marchara sin apenas ruido,
igual
que tú dormida en tu sillón,
por
fin plácida y eterna.
Son
escasas ya las horas,
el
vestido cuelga de su percha
y
yo sin arreglar.
Como
tantas otras cosas,
para esto
también se me ha hecho tarde.
Te
pregunté si me querías,
sabiendo
de antemano la respuesta,
y
cómo el cariño, las arrugas,
la
vejez, el tiempo
iban
a curvarte los labios.
Tus
besos de carmín
y
la infancia recuperada para ambas
al
borde de tus inviernos.
Pesan
estos días como un manto,
pero
también abrigan.
Me
devuelves mis palabras
justo
a tiempo para la despedida.
Todos
los comienzos se escriben
después
de un adiós.
El
de este año, sin embargo,
no es metafórico.
________________________________Suena: la música de mi hermano en su habitación; como si el tiempo y los años no hubieran pasado.
Desde mi ventana: noche cerrada, algunas luces que titilan a lo lejos y Malena las contempla y les bosteza. Se acaba un 2018 extraño.