viernes, 12 de noviembre de 2010
Jueves de conferencia.
domingo, 31 de octubre de 2010
Cambio de hora.
Dispusimos que aquello no acabara nunca y, en un eterno presente fregeano, siempre será verdad que fuimos dueños del momento, que las agujas se atrofiaron y la arena de los relojes se evaporó con el agua de la clepsidra, creando oasis sin espejismos.
Fue real lo irreal.
Y, mientras tanto, el tiempo dejó de transcurrir...
Pero toda Cenicienta tiene sus doce campanadas y, a nosotros, nos asaltó el repicar de las Angustias bajo un paraguas de color naranja...
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Suena: Por debajo de la mesa, Luis Miguel
martes, 26 de octubre de 2010
La señora de la ventana.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Frío.
martes, 12 de octubre de 2010
Suerte.
jueves, 7 de octubre de 2010
Entre asignatura y asignatura...
domingo, 3 de octubre de 2010
Cenicientas.
martes, 28 de septiembre de 2010
Volver a empezar, otra vez.
sábado, 25 de septiembre de 2010
París nos dio la espalda.
Este relato podrás encontrarlo en mi próximo libro: Mi propia ingravidez.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Una canción.
-Sí... Por cierto, ¿sabes qué?
-Dime.
-Antes, cuando me fui, lo hice para tocarla.
-¿Sí?
-Sí.
Y, por un instante, se sintió más cerca. Como si las notas musicales de las que tan poco sabía, hubieran acortado las distancias, y en lugar de escuchar aquella canción desde el Youtube lo hubiera hecho a través del deslizar de sus dedos...
No se lo dijo.
Pero estuvo a punto de hacerlo.
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Suena: Come what may, BSO Moulin Rouge
Desde mi ventana: Sorprendentemente, y tras el diluvio de los últimos días, luce el sol, el cielo está azul y las nubes que lo cruzan son blancas. Parece que el peligro ha pasado, aunque con septiembre, nunca se sabe...
jueves, 16 de septiembre de 2010
Calabobos.
domingo, 12 de septiembre de 2010
Lluvia de septiembre.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Septiembre llega con su ¡Oh Dios mío!
Suena: el tic-tac de mi reloj, ahora entiendo la locura del Capitán Garfio.
Desde mi ventana: la Sierra tiene un extraño color sepia y el cielo, aunque azul, se llena de polvo.
jueves, 2 de septiembre de 2010
El grillo.
lunes, 30 de agosto de 2010
Entre las montañas.
domingo, 22 de agosto de 2010
Quién no arriesga...

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Suena: It's my life/ Confessions, Glee Cast
Desde mi ventana: parece que el mundo vaya a escapar por el sendero que la luna tiende sobre el mar...
martes, 17 de agosto de 2010
Falso gris
Supongo que es una gran pregunta, para la que habrá grandes respuestas.
Pero ahora sólo me interesa saber si lo correcto puede pasar por fusilar los sentimientos...
¿Cuántos días falsamente grises, en los que el sol juega al escondite con el pensamiento, y aunque se oculte tras las nubes, su presencia impide abrir los ojos...? ¿Cuántos van a hacer falta?
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Suena: New born, Muse
Desde mi ventana: el cielo falsamente gris de ayer ha dado paso a un más postizo cielo soleado, de esos que presagian lluvia...
jueves, 12 de agosto de 2010
Noche de estrellas
Y, sin duda, habrá quién compita por el número de estrellas avistadas, por la intensidad de su brillo y por cualquier otra cualidad reducible a números, pares o impares. Habrá quién pida algo distinto cada vez y quién conserve siempre la esperanza intacta, para darle mayor fuerza, como si al apretar los puños el mundo fuera distinto. También habrá quién ni siquiera pida, que duerma o haga el amor en ese instante. Tal vez alguien llore, igual que los astros, cada una de sus penas, gota a gota, sangrando la herida de lo hermoso.
Pero, estoy segura de que habrá alguien que mire los astros, sonría, pida el deseo de siempre, el de toda la vida, y piense, ¡qué diablos!, que el cielo, aunque no es el mismo en todas las ciudades, esa noche hará una excepción y será lo que la una a otra persona, en la distancia, en el recuerdo, en el sentimiento torpe y canalla de lo que no aconteció y, quizás, ya no acontezca jamás... porque ambos estarán bajo el mismo techo, bajo el manto estrellado, que no protector, al que sucumben las almas algún que otro mes de agosto...
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Desde mi ventana: playa, agua, mar, montaña, faro, gente, cielo, sol...
Suena: Polvo de estrellas, Taxi
Encuéntrame en la segunda estrella a la derecha, todo recto y hasta el amanecer...
domingo, 8 de agosto de 2010
Voy a contarte un secreto...
miércoles, 4 de agosto de 2010
En la orilla de esta playa.
lunes, 26 de julio de 2010
Trenes de ida.
Los malditos trenes, sus andenes, sus estaciones, siempre sucias, siempre ruidosas, siempre llenas de adiós y de reencuentros, de pañuelos blancos que ya no se agitan y de despedidas que se sangran gota a gota, de besos y abrazos ajenos, de lágrimas quién sabe si de felicidad o tristeza...
viernes, 23 de julio de 2010
Arrepentimiento.
jueves, 8 de julio de 2010
Los autobuses y su falsa intimidad
viernes, 18 de junio de 2010
Labios
martes, 15 de junio de 2010
Un poquitín de fútbol
He aquí una pequeña declaración de principios:
-Porque me encanta darle patadas al balón, regatear, correr y, por supuesto, marcar gol.
-Porque es emocionante ver los partidos y la tensión que se crea entorno al televisor baila al ritmo del corazón palpitando frenéticamente.
-Porque los locutores de radio cuando retransmiten un partido se dejan la piel en ello y se vuelven más originales y divertidos que de costumbre.
-Porque al gritar "GOOOOL, GOOOL, GOOOL, GOOL" expulso todo lo malo, me siento como un guerrero en plena batalla y me libero de los malos presagios.
-Porque cuando marca un jugador, marcamos todos los aficionados.
-Porque sigo sin aclararme con el fuera de juego, pero ya me voy haciendo una idea con el sistema de puntos.
-Porque la celebración de una victoria, aunque a veces haya mucho pirado, es una explosión de alegría, de colorido, de emoción.
-Porque me puedo pintar la cara con los nombres de los jugadores y nadie piensa que estoy loca.
-Porque yo también he cantado "Yo soy español, español, español" y en vez de decirme que desafino, se han sumado a dar berridos.
-Porque de la canción de Shakira sólo entiendo el waka, waka (que, por cierto, creo que en camerunés significa algo así como camina, camina) y "esto es África", pero con eso me basta.
-Porque me estoy oyendo todos los partidos del mundial por internet (Radio Marca los retransmite todos) y se me hace más llevadera esta época de exámenes.
-Porque tengo una lista con las tablas de clasificados y resultados de cada encuentro.
-Porque tengo la esperanza de que la Roja nos dé una alegría.
-Porque siempre me ha gustado Iker Casillas, y este año me he aprendido la alineación entera (bueno, entera, entera no...) pero no soy capaz de retener el temario de los apuntes.
-Porque he agregado a favoritos la página de la FIFA.
-Porque me río con los anuncios de CEPSA y yo también he repasado matemáticas al ritmo de Casillas por Casillas, Casillas; Casillas por Albiol, Albiol... (¿sino cómo iba a aprenderme la alineación jajaja)
-Porque, sencillamente, me gusta.

Hay quien dice que todo esto del Mundial no es más que una tontería.
Nada más y nada menos que once tíos en calzoncillos corriendo detrás de un balón.
Y puede que tengan razón, pero qué vamos a hacerle, desde siempre me han gustado las cosas tontas.
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Suena: Waka, waka, Shakira (Cómo no podía ser de otra forma...)
Desde mi ventana: un cielo espantosamente gris, después de una noche de tormenta aún peor. Aunque bueno, debo reconocer que el mal tiempo es buen aliado para soportar tardes, mañanas y noches de estudio intensivo. Ah sí, la gloriosa vida universitaria...
sábado, 12 de junio de 2010
Ya no camino con los cordones desabrochados
Ayer les cosí los cordones.
Así ya no podrán contar nada.
Suena: Scivoli di nuovo, Tiziano Ferro
Desde mi ventana: noche cerrada.
jueves, 10 de junio de 2010
Preguntas, esta vez sin respuestas
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Suena: Kiss the rain, Yiruma
Desde mi ventana: una gran nube blanca, negra y gris oculta un sol de esos que hiere, de los que con su resplandor te obliga a cerrar los ojos...
martes, 8 de junio de 2010
Sálvese quién pueda
domingo, 30 de mayo de 2010
Zapatos de tacón.

jueves, 27 de mayo de 2010
Noches tontas
Ismael Serrano
¿Cómo empiezan los cuentos?
¡Ah sí...! Érase que se era...

jueves, 20 de mayo de 2010
Sol de mayo.
viernes, 14 de mayo de 2010
¿Qué debe ser vivir?
Imaginen por un momento, un enorme recinto cerrado, un auditorio, por ejemplo, el Palacio de Congresos de Granada. Imaginen también un escenario, el salón de un piso, un sofá rojo, un mueble bar, libros y un globo terráqueo, por poner, incluso una cocina que no se ve, pero que, de tener hambra, sabríamos que podríamos encontrar tuppers de cocido en la nevera. Imaginen una vez más que las luces se apagan, que empiezan a salir músicos y que, en un momento de locura y de delirio colectivo, aparece, digamos... Ismael Serrano. Bien, dejen de imaginar. Ayer, 13 de mayo (felicidades de nuevo, Fátima) yo estaba en el Palacio de Congresos de Granada, en un escenario que invitaba, nunca mejor dicho, a sentirse como en casa y en la inmejorable compañía de Ismael y sus canciones.
Quizás, para alguien que no me conozca, puede resultar ésta, una crónica de quinceañera a punto de desmayarse. Quizás sea un poco así. Bueno, espero que no. Lo que pasa es que a veces nos avergonzamos de los sentimientos que nos pueden suscitar acordes, voces y melodías. Porque nos da miedo reconocer que no somos insensibles al mundo que nos rodea, que tenemos un corazón que se emociona con las pequeñas, y con las grandes, cosas. Porque tememos ser de ese modo más vulnerables, derrumbar los muros de nuestra propia fortaleza. Porque creemos que eso son cosas de niños.
Pues bien, lo reconozco. Soy una niña.
Y anoche sólo me faltaron las coletas, porque las chuches las llevaba en el bolso.
Zona D, fila 5, asiento 14.
Escrito así me recuerda a las coordenadas de algún mapa que condujese al tesoro escondido, quizás en una isla, quizás en algún corazón solitario. Ahí estaba yo, al lado mi amiga Irene, y en el escenario, Ismael. ¿Tres íes? Me acabo de dar cuenta, qué gracioso... Y bueno, acabo de leer en el IDEAL digital que el concierto empezó con veinte minutos de retraso; la verdad, es que no me di ni cuenta. A mí me supo a poco.
El tiempo es algo sumamente relativo y, siempre pasa lo mismo. Cuando uno está agusto parece que las manecillas se empeñen en correr, mientras que, en el caso contrario, se lo toman tranquilamente.
Pero bueno, me dejo ya de prólogos y paso a hablar de las canciones. Que no sé por qué, pero me da que se me está quedando bastante larga. Si es que me cuesta eso de no expresar cada una de las ideas que cruzan esta cabecita loca...
La primera de las canciones que sonó fue Vuelvo, del nuevo disco. ¿Volviste, Ismael? Nunca te habías ido. Después vinieron otras canciones como Espejismo, también de Acuérdate de vivir. La tercera, Amores Imposibles, que introdujo con un pequeño diálogo:
-Señor Bergia, ¿usted cree en los amores imposibles?
-Yo creo que sí.
-O sea, ¿qué existen los amores imposibles?
-Pues parece que sí.
-Pues ¿sabe qué? Yo creo que no. Creo que si existieran amores imposibles sería un oxímoron. Creo que son términos contradictorios que no debieran conjugarse jamás en una misma frase, porque finalmente no hay que dar nunca ninguna batalla por perdida y la excusa más cobarde suele ser siempre culpar al destino...
Cómo me gustaría creerte, Ismael, cómo me gustaría pensar que llevas razón, que el oxímoron no debía ser más que una figura literaria y que las batallas no se pudieran dar nunca por perdidas, más aún si las libra el corazón... ¿Que si lloré? Pregunta absurda. Las lágrimas ya habían empezado con la primera de las canciones, pero negar que esta tuvo algo especial...
Después sonaron Ya ves y Te vas, canción que me emociona. Que me recuerda, como tantas otras, a un corazón que me dejó el mío por la mitad. Él también se fue a la ciudad definitiva, se fue sin mí y yo tampoco le fui a despedir. Una historia más, una canción más, sentimientos quizás encontrados o tristemente desgastados.
El virus del miedo me recordó que tengo que seguir siendo una valiente y enfrentarme a todo aquello que creo que se me queda grande, a todo lo que me asusta incluso, y con perdón, a lo que realmente me acojona. A las cosas importante, pero importantes porque me importan, no porque objetivamente lo sean.
Luego le siguieron Regalo para un primer cumpleaños y La huída. Lo siento, me voy a extender, lo sé. Pero La huída es mi preferida. Sin lugar a dudas. Amo la sencillez de la historia y siento una gran envidia de esa muchacha que, como yo, tampoco sabía mentir y va aprendiendo a base de... no sé, a base de experiencia, supongo. La candidez con la que se mezclan las palabras más dulces y tiernas con los deseos más profundos. Y yo, la cantidad de veces que he apretado contra el pecho la carpeta, sintiendo el peso del mundo, la forma en que oprimía, las veces que me he derrumbado sobre la acera y, pese a todo, he seguido andando y recorriendo esa eterna calle en la soledad que me invitaba a evocar el mar del sur y de tus ojos. Esta canción me recuerda a ti, lo siento. Hay cosas que son inevitables. Y ésta es una de ellas.
No reconozco, Vértigo, Mensaje en el contestador... ¿cómo no detenerme en cada una de ellas? Bueno, haré un esfuerzo. Sólo diré que la última, es de mis favoritas del disco. Breve pero intensa. Ya quisiera yo un mensaje así en el contestador, aunque claro, lo tengo desactivado... Cuando escucho esta canción me dan ganas de ponerlo otra vez, sólo por si alguien tuviese la genial idea de dejarme grabada su voz; pero va a ser que no.
Después sonaron los compases de Si se callase el ruido; curiosamente, cuánto más la escucho, más me gusta y eso que al principio no me hacía demasiada gracia. A continuación, Recuerdo, esencial e indiscutible en la discografía de Ismael, una historia de amor hecha melodía. Ahí volví a agradecer la ausencia de maquillaje, y muy especialmente del rimmel; habría sido una auténtica catástrofe de ríos azabache... aunque no tan dolorosa como ese viaje en metro, como esos bostezos cómplices que presagiaban un desasosiego más para el continuo latir, tal vez demasiado real, un clavo ardiendo, el del mismo adverbio quizás, el de la esperanza.
Ya quisiera yo, Balance, No estarás sola... ¿de verdad, Ismael? ¿Me lo prometes? Igual que se le promete a los niños que los monstruos no habitan en la oscuridad, igual que los enfermos nos aseguran que todo saldrá bien mientras contemplan por última vez, igual que en silencio se prometen besos que nunca llegan, igual que nos aseguran día tras día que veremos un nuevo amanecer... miénteme si hace falta, Ismael, pero prométemelo cada vez que le dé al play, cada vez que estropee tu voz con la mía.
La extraña pareja, Podría ser y Sucede que a veces. Final del concierto, con una canción que me anima especialmente, que me recuerda que todo puede cambiar de un momento a otro, que los días grises pueden acabar azules. Pero, ¡ay Ismael! Somos un público insaciable y no nos importó desgañitarnos al grito feroz de ¡Otra! ¡Otra! Así que apareciste otra vez en escena. Al bando vencido y Tierna y dulce historia de amor. Mi locura ahí fue máxima. Adoro la historia entre la colegiala y el político. Fue sentir los primeros compases y lo tuve más que claro. Me levanté de mi asiento y, de pie, me puse a cantar y a bailar, a dejarme inundar por la música, a que me abrumasen los sentimientos, a vivir y a sentirme viva.
¿He dicho ya que éramos un público insaciable? Las luces del Palacio de Congresos dieron por finalizada la actuación, pero nosotros seguimos coreando y dando patadas en el suelo, yéndosenos la vida en ello. Por un momento temí que la estructura cediera, pero está bien curtida a base de públicos como el de anoche y resistió. Igual que lo hicieron nuestras voces, los gritos que escaparon a nuestras gargantas cuando él, el cantautor, Ismael Serrano, apareció de nuevo. Abandoné mi asiento 14, fila 5, zona D para bajar a los pies del escenario, para sentir su cercanía y el calor de todos los que también habían abandonado sus asientos para entregarse a las últimas canciones, para dejarnos juntos la voz con Eres, la descripción que cualquiera desearía oír de labios de la persona amada, y con Papá cuéntame otra vez, con una fuerza y una furia desatadas que no podrían recogerse en palabras.
El reloj marcaba más de las doce. El cuento de la Cenicienta se iba acabando. Pero, por suerte, no perdí ninguno de mis tacones y mi hada madrina parece que estuvo más generosa de lo habitual porque tuve la genial oportunidad de estar con Ismael que, pacientemente, esperó a los que nos habíamos congregado para robarle un poco más de tiempo, para hacer eterno el instante y el recuerdo algo tangible. Me firmó el disco y se sacó una foto conmigo, actual foto principal del Tuenti, por supuesto. Pero lo más importante, pude darle una carta que tenía para él. Sí, si alguien ha llegado hasta aquí en su lectura, rematadamente pensará que soy como una quinceañera estúpida y todo eso. Pero me da igual. Cumplí con mi sueño, con mi ilusión y con mi locura, ¡y hay que cometerlas para decir que hemos vivido!
De nuevo, gracias, Ismael.
sábado, 8 de mayo de 2010
Sabiduría infantil
Desde mi ventana: cielo radiante de mayo, el sol molesta en los ojos.
martes, 27 de abril de 2010
Un rayito de luna.
sábado, 24 de abril de 2010
Earl Grey.
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Suena: Perdido en mi habitación, Mecano.
Desde mi ventana: lo mismo de siempre, matices del cielo que trato de describir, con más o menos éxito...
domingo, 4 de abril de 2010
El eterno Callejón del Aire
Cuando el dar más de tres o cuatro pasos puede considerarse ir muy rápido y el que la vela no se apague es toda una misión imposible...
Cuando hay calles donde la gente se agolpa a ambos lados y otras que quedan mayormente desiertas, para sumar las últimas en las que algún que otro pueblerino se cruza por medio...
Cuando empiezas a no sentir la punta de la nariz y te sorprendes de seguir notando los pies dentro de los tacones...
Cuando afirmas que no tienes frío, que vas bien y no hay quién no diga que es cierto, que se ha quedado una noche estupenda, la mejor de muchos años...
Cuando todo eso pasa, y más importante aún, cuando pasa a la vez, dispones de cada uno de los elementos necesarios para lanzarte de lleno, queriéndolo o sin querer, a pensar. Y acabas ordenado, por fin, esa leonera que tenías por vida, estableciendo y reestableciendo prioridades, zanjando asuntos pendientes, descubriendo ideas que creías olvidadas, otros enfoques sobre aquello que te atormentaba, anhelabas o, simplemente, se paseaba a sus anchas por tu mente.
De pronto, lo tienes todo asombrosamente claro. Ése es el momento en el que inspiras fuertemente, sientes a la noche descendiendo hasta alcanzar tus pulmones, recorriendo cada milímetro de tu ser, invadiéndote, casi creándote como una persona totalmente nueva, tan cerca del delirio como del éxtasis...
Entonces sientes que tienes una nueva oportunidad, algo así como una vida de segunda mano, que suele ser una versión más idílica y renovada de la que ya tienes. Te abruma la posibilidad de ser capaz de resolver absolutamente cualquier problema que se te presente; quizás el cambio climático o la crisis no, pero sí ésos más pequeños, los cotidianos, los de a pie, aquellos que verdaderamente causan estragos alterando la tranquilidad de las conciencias, las almas y, quizás, de algo más que late frenéticamente...
Pero, al final, y a traición, queda el Callejón del Aire, donde siempre hace frío y duelen los pies, la suave brisa se vuelve una mala compañera, las velas se apagan, las emociones desembocan en su propio nacimiento y la mantilla parece no encontrarse nunca en el lugar adecuado.
Entonces las vidas de segunda mano ya no importan tanto, porque no se diferencian demasiado de la que estrenaste hace diecinueve años.
Probablemente, a esas alturas ya te duele la cabeza.
Y no precisamente por culpa de la peineta.
sábado, 27 de marzo de 2010
Contingencias.
Me gusta lo dulce, lo salado, lo picante y, efectivamente, también lo agridulce. Pero nunca compro chocolate en el supermercado ni lo tomo porque sí. Tampoco soy de los frutos secos, a excepción de las pipas y las situaciones de hambruna desesperada. Curiosamente, me pirra la salsa guacamole y otras que no sé cómo se llaman pero que van de lujo con los nachos, pero no trago con la mostaza; incluso he llegado a quitarla de la hamburguesa una vez ya en la mesa. Igualmente, el arroz indonesio y demás comidas asiáticas cuando las aderezo, lo hago con soja, nunca con agridulce.
Me gusta pintarme las uñas de los pies aunque sea invierno y lleve zapatos cerrados. Pero, no sé cómo lo hago, nunca se me quedan del todo bien y los dedos acaban con la laca de uñas número trece de Mercadona. Y aún así sigo a mi tarea, esperando pacientemente el verano, donde cambio de color y si no domino bien el pincel, como es más clarito no se nota.
Me gusta escuchar la radio, aunque a veces ni la oiga. Me canso rápido de las canciones comerciales, de las listas de éxitos, de los números uno de hace años y de las que ponen música novedosa. Sin embargo, no me gusta encontrarme con voces de locutores que no reconozco, con sintonías de cadenas desconocidas o anuncios absurdos con situaciones y diálogos extremadamente falsos.
Me gusta cantar, inventarme la letra y hacer que a mi alrededor se tapen los oídos, a excepción de mi abuela que me anima pacientemente evaluando mis progresos con un "bueno, va mejorando eso" y, por supuestísimo, mi fiel amiga. Hablo de la ducha. Pero no me gusta que la gente me escuche cantar, me siento ridícula y al final acabo tarareando, pero ni por ésas doy con el tono, aunque sí con la letra. El Singstar es caso aparte. Incluso he llegado a sacar puntuaciones altas. Y ganar a amigas que cantan genial. Conclusión, el Singstar no es demasiado fiable...
Me gusta hacer cosas en las que acabo contradiciéndome. Pero no me gusta ser así. Y a la vez me gusta. Porque no podría concebirme tautológicamente y, sin embargo, a veces pienso que sería tan sencillo, todo unos, todo verdades lógicas...
Mas, como siempre, lo sencillo y lo complicado son términos tan sumamente relativos en tanto que los gustos son subjetivos y cambiantes.
Por eso son gustos y no pasiones.
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Suena: The Scientist -Coldplay
Desde mi ventana: La persiana está medio subida, medio bajada; oscuridad y las luces de las casas de enfrente.
domingo, 21 de marzo de 2010
La estación de las flores.
domingo, 14 de marzo de 2010
Cuatro paredes.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Un día cualquiera.
sábado, 6 de marzo de 2010
Preguntas y respuestas
jueves, 4 de marzo de 2010
La arena de los relojes hizo crecer el desierto.
martes, 2 de marzo de 2010
Sonría, por favor.
martes, 23 de febrero de 2010
Baile de carnaval ante el espejo.
Al otro yo, ése que se parece tanto a nosotros pero que no lo es, de prestarle un poco de atención, lo descubriríamos mirándonos fijamente, con una reprimenda en sus labios...
Y, ¿siempre va usted de carnaval? Ya sabe, con esa máscara... que, por cierto, no le sienta nada bien...
Un espejeo de lo que nos gustaría ser.
Un papel mal interpretado; ¿un actor inexperto o un guionista demasiado exigente?
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Suena: Por Quererte -Efecto Mariposa
Desde mi ventana: curiosamente, mi propio reflejo en el cristal.
domingo, 21 de febrero de 2010
Verdades a medias.
La verdad os hará libres.
¿Por qué necesitamos justificarnos todo el tiempo para no sentirnos
culpables?
La mentira más común es aquella con la que uno se engaña a
sí mismo.Friedirch Nietzsche.