sábado, 28 de mayo de 2011

Dos palabras.

Cuando escuchó aquellas dos palabras, murió en sus labios cualquier expectativa de pronunciar alguna. Hasta ese momento no había entendido el significado que ocultaban tras sus letras, la cadencia perfecta del tono, los restos del sueño. Las había dicho y escuchado tantas otras veces que había olvidado la ruptura de sus fronteras.
No eran el saludo ni la cortesía, por eso no respondió de manera automática, sino que midió el alcance de sus palabras y la profundidad del despertar de sus ojos. Alargó la mano hasta rozar suavemente su mejilla.

-Buenos días…

Y, después de la sonrisa, vino el beso.

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Suena: Don't take your love away, Vast.
Desde mi ventana: vendaval de primavera, nubes, sol y al fondo la Sierra.

domingo, 22 de mayo de 2011

Reencuentro con aquellos versos.

No sé qué le pasa últimamente a la vida que no hace más que llevarme a las sendas ya transitadas, aquellas de las que Machado diría que no hay que volver a pisar. Y, sin embargo, por algún motivo que aún no soy capaz de dilucidar, aquí me tiene, deshaciendo el camino andado, enredándome y dando traspiés con los recuerdos, como si, por el hecho de pasearme entre ellos, fuera a poder cambiar el tono sepia del tiempo por el blanco de lo nuevo.
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En una tarde tonta, con Ismael de fondo y después de recurrir a García Montero, buscaba un poema de Neruda. No sé, tardes llenas de sentimentalismo barato, como sólo pueden serlo las tardes de domingo... El caso es que he cogido mi libro de Veinte poemas de amor y una canción desesperada y, al abrirlo, lo primero que he visto ha sido un post-it en el que anoté unos versos sueltos hace mucho tiempo. No sabía quién era el autor, aunque me habían asegurado que eran del poeta chileno. Por más que busqué, no los encontré entre los libros que yo tenía suyos.
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Así que tres años después, el bendito Google ha dado con unos de ellos. Lo he encontrado en un fotolog, y tampoco dice nada sobre el autor ni sé si es tan sólo un fragmento o qué. Lo pongo aquí para quien pueda interesarle y, si conocéis algo sobre el mismo, por favor dejadme un comentario.
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¡Qué paséis un buen domingo!


Si me tienes tú a mí, lo tienes todo
Si te tengo yo a ti, estoy completo
Si me duermo contigo, resplandeces
Si despiertas conmigo, resucito
Si tú piensas en mí me perteneces, si yo pienso en ti te necesito
No hay espacio más vasto que tu cuerpo, ni trabajo más arduo que mis manos
No hay terreno más fértil que tu huerto ni mayor felicidad que en mi rellano
No hay razón mas profunda, sino esta, ni mayor ecuación que la nuestra
Si somos dos yo soy ninguno, mi boca en tu boca: somos uno.


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Suena: agua, parece que alguien está regando.
Desde mi ventana: cielo azul, nubes blancas, viento y mi nueva maceta, una lavanda. Mi madre dice que acabará por llover, espero que se equivoque.


NOTA: La dirección del fotolog donde aparece es ésta: http://www.fotolog.com/taniia25/34035896

miércoles, 18 de mayo de 2011

Maneras de sobrevivir a un día de perros.

Llegar a la cafetería y que ya sepan lo que voy a tomar.
Que la taquilla que me gusta de la biblioteca esté libre.
Empezar con el texto de Hispano-musulmán y acabar escribiendo en el blog de Antropología.
Que me intercepten a la salida de la biblioteca y suba las escaleras riéndome.
Entrar en clase y que mi sitio, tercera fila apoyada en la pared, esté libre.
Que me entere de la clase y cruce miradas de "esto ya nos lo sabemos nosotros" cuando llegamos a las teorías de Grice.
Recibir un mensaje tuyo y disimular la sonrisa.
Que una señora, con toda su buena intención, nos diga que qué hacemos en el suelo con lo frío que está y que cierta persona suelte un comentario y me dé un ataque de risa incontrolable.
Saber que podría hacer trampas con la hoja de firmas y no hacerlas.
Que no se me olvide que hoy es el cumpleaños de mi primo.
Tener tutoría y que el trabajo haya salido muy bien.
Que nos quedemos tiradas en el suelo parloteando de todo y más.
Recibir otro mensaje tuyo, pero esta vez nada de disimular la sonrisa.
Que me entere de que uno de mis profesores va por Gran Vía en ese momento mientras yo estoy en clase.
Encontrarme con mi primo y felicitarle en persona.
Que empezara a llover justo cuando estaba llegando a mi destino.
Comer croquetas.
Que mi abuela me enseñara sus orquídeas y me contara alguna que otra batallita.
Quedarme frita en el sofá.
Conducir.
Que al abrir el tuenti tuviera novedades.
Ver Gossip Girl.
Que mi hermano quisiera saber qué pasa en el último capítulo sólo para dar la lata.
Querer comentar desesperadamente el final del capítulo.
Que me llame a casa alguien con quien no hablaba desde hacía tiempo.
Comentar de la vida en general y de nosotras en particular.
Que después de colgar tenga ganas de que llegue el viernes.
Recordar que ha habido cosas que se me han olvidado contarle.
Que de pronto me haya dado por escribir esta entrada.
Saber que, en un rato, me preguntarás por el día y te detallaré toda esta lista.
Que, al final, el día no haya sido tan gris como esperaba.
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Como bien alguien puso en un cartel en la barandilla del Darro:




Nadie hable mal del día
hasta que la noche llegue.
Yo he visto
mañanas tristes
tener las tardes alegres

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Suena: la televisión de fondo; creo que es Ágora...
Desde mi ventana: cae la noche y espero a que la luna me haga su particular visita.

domingo, 8 de mayo de 2011

Al margen del pensamiento.

Ella lo sabe. Y él también.
Podría decirse que los dos lo saben.
O que ellos lo saben. Incluso, que ambos lo saben.
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Pero lo único que saben es lo que les resta por saber.
No se trata de un enunciado socrático ni de una paradoja filosófica.
Esta vez no. Esta vez no hay que pensar, sólo sentir.
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Suena: Underneath your clothes, Shakira
Desde mi ventana: Ya es de noche.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Breve improvisación del pretérito

Me gusta, de vez en cuando, dar una vuelta por el pasado, subirme a ese tren que retrocede en el andén, que no pasa dos veces por la misma estación pero que simula que lo hace tantas como a mí me venga en gana.
Me gusta recordar mis propios recuerdos, saber que, honestamente, quizás los haya ido modificando un poco por el paso del tiempo, que puede que aquella frase no fuese exactamente así o que ni tan siquiera me imaginara lo que podría venir después.

Lo cierto es que se trata de una empresa arriesgada, sobre todo cuanto más lejos se vaya, cuanto más ocre sea el tamiz que caiga sobre nuestros ojos, no sólo por la imprecisión, sino por la nostalgia que trae consigo.
Pero bueno, a veces es inevitable correr riesgos, ¿no?

Supongo que, en parte, por eso escribo tanto, y muchas veces sobre lo mismo.
Me pierden las mismas palabras, los mismos gestos, las tonterías en las que me acomodo, el pensamiento fugaz de qué pasará cuándo lo relea...

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Suena: De nuevo la biblioteca, es lo que tienen estos días de mayo.
Desde mi ventana: Hoy me tengo prohibido mirar por la ventana, no puedo distraerme demasiado; pero aún así puedo decir que luce el sol, aunque ya no calienta tanto como antes.