domingo, 29 de enero de 2017

Y a vosotros, ¿cómo os miran?
Y vosotros, ¿cómo miráis?


"Me miras con la ternura de quien sabe que hay flores que crecen entre las piedras y con la duda del que compra una planta de interior para un piso demasiado luminoso".

jueves, 26 de enero de 2017

Veintiséis de enero

A ti que titubeas con el bolígrafo en las manos, que frunces el ceño cuando no encuentras la palabra precisa y que sonríes despacio si la escritura es lenta, pero segura. A ti que te refugias en versos ajenos y llenas de ideas a lápiz las hojas de los libros de poesía, que las esquinas dobladas son las migas de pan que te traen de vuelta a casa y sólo te faltan un té, una ventana y el ronroneo de la gata para que esas letras sean hogar. Y a ti que también has hecho tuyas las barras de algunos bares, las cervezas compartidas, las penas ahogadas y las risas que han devuelto al mundo su fortaleza después de haber sido fragilidad en tus manos. 
A ti que das saltos por las calles y abrazos en los que cabría toda esta ciudad que te ha visto crecer y aquellas otras en las que has crecido de golpe. A ti que tienes en tus ojos el verde de las tierras de Irlanda, pero que cuando lloras, lloras mediterránea. A ti que quieres tanto que te desbordas y no te importa, que has aprendido a mirarte al espejo y comerte a besos. A ti que te aferras al suelo y a tus tristezas, pero que te levantas guerrera porque después de un paso viene otro y de pronto ya hay camino, ya has hecho camino. A ti que te recuerdas pequeña en tu pupitre, sorprendida y eufórica porque tu número de lista coincidía con el día de tu cumpleaños. A ti que te alegran esas cosas sencillas de la vida y te hacen gracia los chistes malos y los juegos de palabras. A ti que te ocultas detrás de una segunda persona del singular y asomas la cabeza como quien juega al escondite y busca no ser descubierta o como quien espera entre bambalinas. A ti que bailas descalza en tu cuarto y subes el volumen de la música cuando estás contenta. A ti que firmas este texto, que te observas en pasado, pero te escribes para el futuro.
A ti, a mí, a nosotras que, sobre el escenario y detrás del papel, cumplimos años: felices sean nuestros veintiséis.
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Suena: Amazing Day, Coldplay.
Desde mi ventana: el día está frío, el cielo blanco. Ojalá nieve.

martes, 24 de enero de 2017

Y hay quien sigue esperándolas...


"Tengo una tristeza que de tanto gritar se ha vuelto afónica y, a base de silencios, ha descubierto que el peligro del susurro es el mismo que el de la escritura: siempre hay quien aguarda unas palabras que quizá nunca llegan".

jueves, 19 de enero de 2017

Entrevista para Kabundayaa

¡Hola, ingrávidos!
Os traigo esta entrevista que me han hecho para Kabudanyaa y en la que comparto mi experiencia como escritora. La idea es que pueda resultar útil y esclarecedora a quienes quieran dedicarse a la escritura. ¡Ojalá anime a aquellos que estén pensando en dar rienda suelta a su imaginación sobre el papel! Los que no, por supuesto, también sois bienvenidos. Ya me diréis qué os parece. ツ
Para leerla, podéis pinchar aquí.

jueves, 12 de enero de 2017

Cae la noche

 Cae la noche tenue primero y luego oscura, cae silenciosa y vacía después de haber visto más estrellas en tus ojos que en el firmamento. Cae esta noche por su propio peso, por el de toda esa luz que cobijas cuando te ríes, y qué bonita es esa risa cuando es sincera, y qué lejana se me antoja desde que ya no me esperas. Cae la noche y estos dedos, lentos y torpes, aporrean las letras y las teclas, y si la vida es una delgada línea, se empeñan en engrosarla con absurdas yuxtaposiciones o conjunciones copulativas, y te claman y te nombran y ya no me esperas.
  Cae esta noche a mis espaldas y la ciudad se viste de feria, titilan sus neones y la fluorescencia de sus farolas, y yo quisiera ser sombra que se oculta en sus fachadas o puerta entreabierta que golpea sin cesar, tal es mi insistencia. Cae la noche, bien lo sabes, y desde tu ventana te asomas a una calle desierta, te asomas despistado mientras hierve el agua o se hace la verdura a la plancha o te llevas a la boca cualquier cena.
  Cae la noche y el día por fin pasa y, con él, esta manía de pensarte también se acaba. Cae la noche y yo rendida tan lejos de tu cama. 
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Suena: el cascabel de Malena.
Desde mi ventana: cae la noche, como no podía ser de otra manera.

domingo, 8 de enero de 2017

      
   Y yo que odiaba los domingos, que eran días de guardar como guardan la tristeza las páginas dobladas de un libro, como guarda el alcohol la copa rota. Yo que los odiaba y los sentía como agujas sin hilo por mi cuerpo, como si me descosieran entera y todos mis órganos se desparramaran. Yo que los odiaba hace tantas vidas y aprendí a quererlos volviendo de noche en un coche vacío, sin más copiloto que las canciones de Ismael y la sensación de que las luces de la ciudad tenían algo de canto de sirena. Yo que aprendí a quererlos con el resentimiento del vencido, pero con la tregua que da la ausencia de guerra. Yo que te nombré tantas veces en domingo y fue en domingo que tus labios me dejaron dos mariposas durmiendo en las mejillas. Qué tendrá el final de la semana que siempre impregna de regusto nostálgico el paladar.

    Pero hoy es domingo, como el día que te fuiste. Y en la calle huele a humo y a leña y los domingos vuelven a ser hogar porque por fin regresas.

jueves, 5 de enero de 2017

"Suele suceder con las ausencias que el mundo no se detiene a llorarlas, pero estos ojos han sido embalse y pantano, torrente y río, porque estos ojos se deben a mi vida y no al mundo."

Tu puerta


Te diría que el otro día pasé por tu calle y me detuve unos instantes frente a tu puerta igual que el asesino regresa al lugar del crimen, aunque el cuerpo y la casa estén fríos, y encuentra cierto placer en ello. Fue un tiempo impreciso y escaso, como si una capa de casualidad pudiera revestir la premeditación de mis pasos, estos pies que piden a gritos que les sea devuelta su rutina y su camino. Fue un tiempo impreciso y escaso, de esos que no llaman la atención ni levantan sospechas entre los vecinos; ya sabes, pasaba por aquí. Me detuve frente a tu puerta y a mis dedos les quemaban las yemas y no encontraron el modo de apagar ese fuego. Podría haber tocado el timbre a sabiendas de que su eco resonaría por la escalera y ya está, que la puerta no se abriría; podría haber salido corriendo como los niños que buscan divertirse a costa de cualquiera. Sin embargo, no hice nada, sólo contemplaba la madera y el edificio desde la otra acera.
Te diría que las ventanas estaban cerradas y la persiana en su sitio, como si acaso ese hubiera sido el motivo de guiar hasta tu calle mis pasos: comprobar que todo estaba en orden. Luego seguí andando y lo demás, las aceras, las obras y los comercios, también seguía igual; jodidamente igual. Suele suceder con las ausencias que el mundo no se detiene a llorarlas, pero estos ojos han sido embalse y pantano, torrente y río, porque estos ojos se deben a mi vida y no al mundo. Llegué hasta la fuente y el agua manaba generosa y fría; cortaban la piel y los labios esa gota torpe prendida en la comisura izquierda de la boca, ese aire con complejo de cuchillo. Y era tan temprano que pareciera que habitaba una ciudad fantasma, una ciudad herida sin tu abrazo.
Te diría que después vino la urgencia de las burocracias a deshacer el hechizo y sus ficciones, que se impuso al recuerdo nostálgico y a la espera vana de escucharte pronunciar, entre todas tus palabras y todas nuestras llamadas, ese verbo que sacude a los amantes, ese que se vuelve acorde rendido y desesperado. Y sin dejarlo todo, si me lo hubieras dicho, no me habría detenido en tu puerta el tiempo suficiente para no levantar sospechas, para constatar que tus ventanas estaban cerradas y que, de toda la ciudad, tu ausencia sólo podía sentirla yo.
Hacía un frío del demonio la mañana que pasé por tu calle y volver al lugar del crimen tampoco pudo reconfortarme.
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Suena: Pasaba por aquí, Luis Eduardo Aute
Desde mi ventana: en el cielo de la noche se adivina alguna estrella y alguna luz en alguna casa.

domingo, 1 de enero de 2017

Anoche brindaste por los precipicios de alguien sin saberlo.


📷 Cliffs of Moher, Co. Clare, Ireland.
📍Para leer el poema completo: "Carta de amor".