martes, 14 de junio de 2011

Confesiones poco ortodoxas

Este relato podrás encontrarlo en mi próximo libro: Mi propia ingravidez.

4 comentarios:

  1. Es bestial!!! Soberbio!! Magnifico!! Me gusta un montón sentir al leer como las palabras me llevan en volandas de una cosa a la otra, sin que mi cabeza comprenda muy bien por qué, pero sintiendo placer al hacerlo.
    =)

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado, lo primero que he pensado ha sido: Heráclito! por aquello del todo fluye, y es que en tu texto, fluye! Será que llevo toda la mañana entre exámenes y todavía no he quitado el chip.
    Por cierto, desde m ventana (con mosquitera) también se ve la luna, y bien gordita que está

    ResponderEliminar
  3. Creo que las palabras son siempre especiales. Las puedes pensar...o no, pueden fluir sin orden ni concierto. También las puedes oir en tu mente, sin llegar a pronunciarlas. Las puedes escribir, y desde el papel te subyugan, te atraen y vuelven a introducirse en tu propio ser. Por último, las puedes pronunciar, por el simple placer de escucharlas tú misma o con la complicidad compartida y la verdadera necesidad de que las escuche otro...

    ResponderEliminar
  4. hola como estas? pasaba saludándote vi que escuchas a Marwan..
    saludos..

    ResponderEliminar

Pasen y vean.