martes, 8 de junio de 2010

Sálvese quién pueda

De las batallas dependen las guerras.
Por eso es tan importante ir sumando pequeñas victorias y restando las derrotas.
Hay que debilitar al enemigo en ataques breves pero contundentes, desgastarlo, minar su ánimo y su moral; hacerle caer en la cuenta de que ha perdido y te necesita con demasiada urgencia.
¿Somos de los buenos o de los malos?
Sólo el tiempo podrá decidirlo. Y no siempre hace justicia.
Pero, ¿de verdad se trata de algo tan importante?
Al final, bandera blanca, una huida despavorida.
Quizás cobarde, quizás sensata o un poco de ambas.
Qué vamos a hacerle, aunque nos empeñemos, el corazón no está hecho para la guerra.
Sálvese quién pueda.
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Suena: Sálvese quién pueda, Vetusta Morla.
Desde mi ventana: cielo azul que presagia otra sofocante mañana.

1 comentario:

  1. Quizás la solución más rápida sea tirarnos por la ventana.
    Quizás también sea la más cobarde.

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Pasen y vean.