miércoles, 27 de abril de 2011

Tú y un miércoles de abril

Nunca había tardado tan pocas horas en pisar otra vez la estación, en cambiar las lágrimas del adiós por buscar tu cara entre los pasajeros del autobús. Tampoco antes el tiempo y el espacio, conjugando la distancia como sujeto y los kilómetros en el predicado, nos habían dejado ganar la partida en la primera mano.

Sin embargo, hay cosas que no pueden cambiar; tú, yo y la lluvia que se cuela en tu maleta.
No te traigas el paraguas, sabes que eso corre de mi cuenta.


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Suena: la biblioteca, que por mucho que sea biblioteca, nunca está en silencio.
Desde mi ventana: la lluvia cae con fuerza sobre la Cartuja, los coches circulan, sube un C la cuesta de Farmacia. Aunque tal vez sea un U, no estoy del todo segura...

3 comentarios:

  1. He aquí la muestra de que se puede ser concisa pero sublime! =)

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  2. Como dice Joselu, breve, conciso y no por ello menos emotivo y descriptivo. Sentimientos enlazados en pocas palabras.
    No he podido evitar descubrir una sorisa reflejada en la pantalla del ordenador al leerlo.
    Me encanta

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  3. Habrá un momento en que la lluvia, de agua dulce, se transforme en lluvia de agua salada... ya lo verás =)

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Pasen y vean.